Iba a casa de mi hermana, allí había varias personas y estaba mi perro Julius, que murió hace unos años. Al verlo le daba un abrazo, él era como una persona más y su cuerpo estaba a mi altura. El abrazo era intenso, y me quedaba una sensación hermosa. Después de abrazarnos, Julius se iba a la cucha. Yo lo miraba y veía que le salía humo de la boca, y me daba cuenta de que mi hermana le había dado algo. Le preguntaba y ella me decía que le había dado marihuana, que así dormiría mejor.