Excursión de amigas por el monte y yo cuidando a dos de los niños, uno sale corriendo hacia la carretera y como tengo que salir detrás y la otra niña es del tamaño de una taza de café (sin leche) la pongo dentro de una maceta de las cientos que hay. Cuando volvemos a por ella la maceta se la ha tragado y el fin del sueño llega entre la angustia creciente mientras desalojo tierra y más tierra.